jueves, 13 de octubre de 2011

Otoño


Los otoños son muy bonitos en verdad, las hojas son doradas y no hace ni demasiado frío ni demasiado calor. Además es una época perfecta para que la gente se ponga pensativa y les den golpes momentáneos de creatividad e inspiración. Los pintores llevan sus múltiples pinceles y empiezan a instalarse en algún parque con muchos árboles y pocas personas y comienzan a llenar el lienzo con ocres, rojos y marrones. Los escritores se posan debajo de un árbol cuyas hojas van a estar cayendo en ese preciso instante (para el efecto de película) y llenan sus hojas con pensamientos felices o tristes mientras el lápiz no para. Los músicos (o cantantes) solamente salen a pasear y estos tienen la asombrosa capacidad de captar el más mínimo sonido, oyen el crujir de una hoja al medio desvanecer, oyen al viento que tira de las hojas, y es de estos pequeños sonidos de donde llenan un cuarto con melodías preciosas.

El otoño es la estación más bonita de todas las estaciones, porque el verano es muy caluroso, la gente se pone tonta y las playas se llenan de basura y de perros; el invierno es demasiado frío, todos tiritan y se ve a la gente siempre en posición encorvada, como jorobados en las mañanas; la primavera es una estación bonita también, pero curiosamente todos se resfrían y una sala de clases silenciosa se convierte en una ópera de estornudos, toses o sorbidos de mocos. En cambio el otoño es perfecto, el clima está equilibrado y un bosque de miel sale bajo las nubes.

Independiente del otoño, las estaciones del año son curiosas, son raras, son diferentes, son largas, son cambiantes, son paisajes, son mucho y son poco. Cada una tiene su propio significado, su propio color y su propia historia. 

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